Se contagió de la alegría, cerrando la trampilla y comenzando a recorrer...
-pero lo valdra, ya verás..!- caminando por los pasillos con un evidente objetivo: los gusanos de goma. Ahora bien: una dulcería era un lugar muy especial cuando se estaba bajo la influencia de las sustancias que llevaban ambos encima, y Dante ya comenzaba a notarlo... Los colores de los dulces a su alrededor comenzaban a tener mayor intensidad y profundidad, haciendo que todo comenzara a verse de una manera muy particular. "Elegir un lugar con tantos colores fue una buenísima decisión" . Llegó hasta los gusanos de goma y sacó un par, echádoselos a la boca sin un ápice de culpa: Él en general compraba casi todas las semanas en Honeydukes y dejaba propinas más que generosas precisamente para poder permitirse este tipo de lujos sin sentirse un ladrón. La verdad es que conocía el pasadizo desde hacia dos años y solía ir de ves en cuando para escamotear un par de cosas… A veces pensaba que hasta le salía más caro hacerlo de esa forma en cierto sentido, pero la sensación de emoción lo valía. Aparte, a Dante no le daba el corazón para robarle así sin más a las geniales mentes que habían creado los gusanos de goma..